martes, 4 de septiembre de 2018

La Gran Corrupción en el Perú CAPITULO PPK

Esto es lo que querían evitar a toda costa ,desde hace un mes que dejo el Cargo el anterior Fiscal Pablo Sanchez, la caterva de Congresistas de Bancada PPK, tapabarros y Escuderos Consuetudinarios de la podredumbre TOLEDISTA. Recurrieron a sus camaradas de siempre los que contra-natura los apoyaron en la elecciones del 2016 vale decir FRENTE AMPLIO para "DENUNCIAR AL NUEVO FISCAL CHAVARRY" , por el simple hecho de tener una amistad como Colegas desde hace 30 años en la Carrera Judicial y CONOCER AL Defenestrado Juez supremo HINOSTROZA. COMO ESTA MANIOBRA Y OTRAS A LO LARGO DE UN MES NO SURTIERON EFECTO ,ya que el único que podría destituir luego de un proceso de investigación y juzgamiento era el Congreso,entonces no tuvieron mejor idea por estár acostumbrados a crear Cortinas de Humo, usar "Testimonios Fabricados" sin comprobar y sin procesar de supuestos "Colaboradores Eficaces",para atacar al único fiscal que si realizara verdaderas investigaciones a diferencia del Fiscal Pro Odebrecht Peru : Pablo Sanchez La Efectividad del nuevo fiscal se vera como esta primera apertura de investigacion Preliminar al ex ministro Thorne , después de que destituyo al anterior fiscal Lavajato HAMILTON CASTRO

viernes, 10 de noviembre de 2017

LA CORRUPCION TAMBIEN ATENTA CONTRA LOS DDHH DE LAS PERSONAS

LOS ABUSOS CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS ALCALDES CORRUPTOS El ALCALDE LA MUNICIPALIDAD DE VILLA MARÍA DEL TRIUNFO ,.ANGEL CHILINGANO VILLANUEVA, NO cumple con la mas mínima función de mantener la SALUBRIDAD DE SU DISTRITO PARA EL QUE FUE ELEGIDO. Asi mes tras mes mantiene cerros de basura en sus calles sin asfalta y sin veredas ES POR ESO QUE ATENTA CONTRA EL DERECHO HUMANO DE LA SALUD DE SUS CONTRIBUYENTES. EN EL COLMO DE LA INCAPACIDAD DE ESTE ALCALDE ENVIÓ A SU MATÓN DE IMAGEN INSTITUCIONAL PARA AMEDRENTAR A LOS VECINOS QUE RECLAMAN VER EL ENLACE . ASI MISMO ESTE ALCALDE , ante la amenza de pedir su vacancia, estaria tramitando su permiso para viajar a EEUU, otros dicen que esta preparando su fuga . Pero lo peor de la corrupcion de esta ALCALDE, es que en su ausencia estaría por elegir como sustituto con apoyo de la mayoría de sus REGIDORES PARA QUE asuma la regidora ....Anatolia Goleg ..de 80 años de edad .Una señora que ni Oye bien apenas camina ..Me informan que tiene antecedentes cuando fue dirigente en el 1 sector de san gabriel..por problemas del local comunal ..Esto es una burla si tenemos teniente alcalde .Porque no asume .No puede asumir una regidora .Que ni conocimiento tiene de gestión y administración municipal...Esta señora de avanzada edad no solucionara nada peor estaría el distrito que estaremos pagando..... .Si hay teniente alcalde...porque pensar elegir a una regidora con incapacidad...Estamos de mal en peor ..Se quiere solución por el estado de emergencia por tanta basura 2 meses no pasa el camión de basura las enfermedades nos invade y plagas diarreas roedores moscas si no hará nada señor .Alcalde debe dar un paso al costado ..VACANCIA ....COMPARTIR POR FAVOR ...

martes, 23 de mayo de 2017

Nuestros niños nunca deben aprender a inclinarse ante el Islam

El choque de Civilizaciones quedo atrás esta es una nueva ERA EN LA HISTORIA MUNDIAL Una nueva forma de guerra, se ha instalado : la Guerra del Yihad. Todo aquel que no es Islam es o somos enemigos naturales del ISLAM POR QUE NO PROFESAMOS SU FE, NO HAY MUSULMÁN BUENO O MALO SOLO ES NUESTRO ENEMIGO MORTAL Y COMO TAL NOS ESTA INFILTRANDO EN LA MENTE DE LOS NIÑOS, AQUÍ LA PRUEBA :

jueves, 30 de marzo de 2017

Ideas para una mejor Calidad de Vida

Las Casas de hoy en Día es decir departamentos , comienzan a ser más pequeños cada día, y es asfixiante vivir en ellos, por eso aqui algunas idea muy buenas , pero hay que invertir en diseño y material de primera calidad

lunes, 13 de marzo de 2017

Gran pelea entre 2 pilotos , veteranos de Nascar , sucedió en la Edicvion 2017 de l Monster Energy NASCAR Cup Series Kobalt 400, Kyle Busch y Joel Logano se liaron a golpes en los Pits al final de la carrera.



lA PELEA : Monster Energy NASCAR

martes, 28 de abril de 2015

La última entrevista a Cáceres: ¿por qué se perdió la guerra con Chile? | Portal Perú

La última entrevista a Cáceres: ¿por qué se perdió la guerra con Chile? | Portal Perú:



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A PROPOSITO DE LOS ACONTECIMIENTOS CON EL ESPIONAJE CHILENO : Parece que nuestro Presidente ‪#‎Ollanta‬ jamas aprobó los cursos de Historia del Perú ni siquiera de Historia Militar ni tampoco ha leído detenidamente al Brujo de los Andes Caceres cuando denuncia el ESPIONAJE DE CHILE PRACTICA COMÚN DE SIEMPRE ( Batalla de San Francisco: Doloroso es el recuerdo: la falta de previsión, el espionaje chileno, la defección de Daza y su famoso cable: “Desierto abruma, ejército niéguese seguir adelante”, el asalto frustrado, la muerte del Comandante Espinar al pie de los cañones chilenos, la catastrófica retirada nocturna…) ¿CUAL SATISFACCIONES? ES UNA AFRENTA ALA VALENTÍA DE NUESTROS HEROES , logico este solo es un pelele.

Aquí un recuerdo de la historia

LA ÚLTIMA ENTREVISTA A CÁCERES: ¿POR QUÉ SE PERDIÓ LA GUERRA CON CHILE?

En 1,921, el héroe de la Guerra del Pacífico respondió una de sus últimas entrevistas. ¿Por qué perdimos la guerra? No hubo armonía cultural ni política... y mucha traición en los sectores pudientes. Suena tan vigente.
Bicentenario | 20/04/2015 14:04






Parece que nuestro Presidente ‪#‎Ollanta‬ jamas aprobó los cursos de Historia del Perú ni siquiera de Historia Militar ni tampoco ha leído detenidamente al Brujo de los Andes Caceres cuando denuncia el ESPIONAJE DE CHILE PRACTICA COMÚN DE SIEMPRE ( Batalla de San Francisco: Doloroso es el recuerdo: la falta de previsión, el espionaje chileno, la defección de Daza y su famoso cable: “Desierto abruma, ejército niégase seguir adelante”, el asalto frustrado, la muerte del Comandante Espinar al pie de los cañones chilenos, la catastrófica retirada nocturna…) ¿CUAL SATISFACCIONES? ES UNA AFRENTA ALA VALENTÍA DE NUESTROS HEROES , logico este solo es un pelele.



La patria celebra hoy, estremecida de júbilo, la gloriosa efeméride de la batalla de Tarapacá, página honrosa de nuestra historia y blasón de orgullo para el Ejército Nacional. Todos los peruanos evocamos, con los ojos, el alma, la epopeya singular en que un puñado de bravos, sublimados por el sacrificio y exaltados por el infortunio, en vigoroso empuje, destrozaron a las poderosas y engreídas huestes chilenas, poniéndolas en vergonzosa fuga.
Si desgraciadamente fue infecunda esta victoria, por la impotencia de nuestro Ejército para perseguir, desprovisto como estaba de caballería, a los derrotados enemigos, debemos guardar, empero, eterno culto a ese puñado de bravos que, lejos de abatirse ante la fatiga, el hambre y la desnudez a que quedaron reducidos, después del desastre de San Francisco, reconcentraron todas las potencias de su alma y todas las fuerzas de su organismo en un supremo ímpetu de coraje para cubrirse de gloria y dar a la América una lección única de heroísmo y de energía.
Al rememorar, nosotros, esta hazaña imperecedera, saludamos llenos de patriótico orgullo a los beneméritos sobrevivientes de ella.
En el pintoreso barrio del Leuro en Miraflores, al amor de la soledad y la paz campesinas, vive, entregado a sus recuerdos y mimado por el cariño de los suyos, el viejo Mariscal del Perú.
Hasta su poético retiro, va a buscarle el insaciable reclamo de nuestra curiosidad periodística y el homenaje rendido de nuestro orgullo patriótico y encontrando la acogida cordial de su vejez gloriosa.
Lo hallamos en su escritorio, acomodado en un sillón de cuero, abrigadas las débies piernas por gruesas mantas de color oscuro. Visto correcto de jaquet gris y cubre la nieve de sus canas, con una gorra del mismo color. Decoran las paredes del aposento finas estampas que reproducen escenas guerreras.
De un gran cuadro al óleo, que se alza sobre el escritorio, se destaca la fina y bella efigie de la hija del mariscal, cuya fresca y alegre juventud fue tronchada por la muerte. Frente al retrato del héroe de La Breña, luciendo sobre su pecho las medallas ganadas a fuerza de bravura y de audacia, y sobre el rostro, la condecoración eterna de su gloriosa cicatriz.
Mariscal, en el aniversario de la victoria de Tarapacá, demandamos de usted, el relato vívido de esa gloriosa acción.
Se anima el rostro venerable del anciano guerrero. Un relámpago encandila sus pupilas y alisándose, nerviosamente, las albas barbas puntiagudas, nos dice: Recuerdo la batalla, con absoluta precisión, y voy a relatársela, como si acabara de realizarse.
Y empieza el relato con voz emocionada:
Me encontraba yo, con mi división, en una de las calles de Tarapacá, tomado un rancho frugal, antes de emprender, con todo el Ejército y como lo habían hecho ya las tropas del general Dávila, la retirada hacia Arica, después del desastre de San Francisco, cuando mi ayudante que había distinguido al enemigo en la cresta de los cerros situados al Oeste de la ciudad, llegó corriendo a avisármelo. Al recibir esta inesperada noticia, estaba comiendo. Solté la pequeña cacerola que contenía mi ración, y procediendo con impetuosa actividad, ordené a mi división que se lanzara con la bayoneta calada, cerro arriba, para desalojar al enemigo.
Procedí rápidamente a dividir mis tropas en tres columnas: la primera y la segunda compañías formaban la de la derecha, que puse al mando del comandante Zubiaga, valiente y experto jefe; la del centro la constituyeron la quinta y sexta compañías, mandadas por el mayor Pardo Figueroa, distinguido jefe, también, y la de la izquierda quedó formada por la tercera y cuarta compañías que confié al mayor Arguedas.
Advertí a mis tropas que evitaran hacer fuego, mientras no hubieran alcanzado la cumbre, para economizar las municiones, que, por desgracia, eran muy escasas. Al coronel Recavarren, Jefe de Estado Mayor, le envié en comisión donde el coronel Manuel Suárez, que tenía el mando del batallón Dos de Mayo, para que hiciera, con sus fuerzas, igual distribución a las del Zepita, y se colocara a mi izquierda.
A poco, ya cuando mis bravos soldados se habían lanzado al combate, llenos de entusiasmo y de ardor bélico, el coronel Belisario Suárez toma sus disposiciones y los coroneles Bolognesi, Ríos y Castañón, se sitúan en sus respectivos emplazamientos.
El Zepita escala el cerro por el lado Oeste, con empuje irresistible desafiando los tiros que el enemigo descarga sin descanso sobre ellos. Se despliegan en guerrilla y sin detenerse, disparan incesantemente, a ciento cincuenta metros del enemigo, que cede al empuje de los nuestros. La columna Zubiaga, se lanza a la bayoneta sobre la artillería chilena y, audazmente, se apodera de cuatro cañones. Las columnas de Pardo Figueroa y de Arguedas, despedazan, entre tanto, a la infantería enemiga.
Perdón, Mariscal, en ese asalto, ¿qué acción notable de arrojo, de sus soldados, recuerda usted?
No puedo olvidarme del heroísmo del Alférez Ureta, de la compañía primera de la columna derecha, que inflamado por un ardiente entusiasmo patriótico y un coraje a toda prueba, se montó sobre un cañón chileno, lanzando estruendosos vivas a la patria. Tampoco me olvidaré nunca de un acto meritísimo del comandante José María Meléndez, veterano de la Columna Naval, uno de los primeros en unírseme en el asalto al enemigo.
Cuando derrotados los chilenos y cansados nosotros de perseguirlos infructuosamente, por falta de caballería; desfallecíamos de sed y de hambre, al extremo de que me vi obligado a humedecer los labios de algunos de mis soldados con pequeñas rodajas de un limón, que por fortuna llevaba en uno de mis bolsillos de mi casaca; el comandante Meléndez se presentó de repente y sin que yo pudiera explicarme su procedencia, cargando un barril de agua que aplacó la sed de esos valientes. Y como éste, tantos otros episodios de coraje y de entusiasmo.
Y destrozada la infantería y despojados los chilenos de su artillería, ¿qué pasó?
El enemigo así castigado en ese primer combate por los nuestros, huyó a la desbandada, pampa abajo, perseguido de cerca por los nuestros y acampó a una legua de distancia hasta juntarse con otro cuerpo chileno que vení­a a reforzarlos. Entretanto, mi caballo habí­a sido herido de un balazo y hube de detenerme, a mitad de jornada. Un oficial que habí­a encontrado una mula de un regimiento chileno, me la trajo y montado en ella, pude seguir la persecución.
Después de tres horas de refriega, tuvimos que contramarchar hasta el sitio donde había tenido lugar el primer ataque, porque mis tropas estaban rendidas por la fatiga de la acción. El general en Jefe Buendía me dio su enhorabuena por el éxito alcanzado por mi división. Pero en medio de la alegría del triunfo, hube deplorar profundamente la muerte de mis mejores tenientes: Zubiaga, Pardo Figueroa, mi propio hermano Juan… también rindieron la vida en el primer encuentro.
¿Y el segundo encuentro?
Reforzada mi división con el batallón Iquique que mandaba el inmortal Alfonso Ugarte, la Columna Naval de Meléndez, un piquete del batallón Gendarmes que mandaba Morey, una compañía del batallón Ayacucho con Somocurcio a la cabeza, una hora después se reanudaba la lucha en plena pampa hacia el SO de Tarapacá.
Primero se realiza un vivo combate de fusilería sostenido por ambas partes, con empeño. El enemigo es arrollado cinco veces, rehaciéndose, luego otras tantas. Entonces envolviendo el ala y el flanco izquierdo chileno que manda Arteaga, con mis tropas lo obligué a retirarse hacia el sur. El batallón Iquique llega a tiempo para rechazar a los granaderos chilenos que habían sorprendido al Loa y al Navales.
Sin embargo, antes, Arteaga trata de rehacerse en vano y nosotros cargamos otra vez con irresistible denuedo. En momentos que la victoria se decidía ya por nuestras armas, llegó Dávila con su división al trote (habí­an recorrido 12 kms. desde Huarasiña) y muy cerca del flanco chileno, aún jadeantes, le hace repetidas descargas de fusilería. Entonces yo aproveché para dar el definitivo ataque por el centro, que decidió la derrota de los chilenos que abandonaron el campo, dejando tras de sí sus 6 últimas piezas de artillerí­a Krupp, entonces la más moderna del mundo. Fue en ese momento –prosigue entusiasmado el Mariscal- cuando llamé al Capitán Carrera y, entregándole uno de esto cañones, le dije: “artillero sin cañones, ahí tiene Ud. una pieza para actuar”. Y a fe mía que supo hacerlo, disparando sobre la retaguardia enemiga que huía.
Eran las cinco de la tarde. La batalla había terminado después de nueve horas de reñida lucha. Sobre el campo quedaron muchísimos de mis bravos soldados junto con centenares de enemigos
Pero, le he relatado solamente la parte que me tocó desempeñar a mí, en la altura. Sin embargo Uds. deben saber que en la quebrada, Bolognesi, Castañón, Dávila y Herrera se batieron con ardor.
Fue un soldado de Bolognesi, Mariano de los Santos, quien se apoderó de un estandarte chileno. El enemigo es arrojado por esa parte hasta Huarasiña, después de vigorosos encuentros y ahí se reúne con los restos de la división Arteaga, que nosotros habíamos arrollado.
Al mismo tiempo, todo nuestro ejército se concentra, y reunidas todas las fuerzas perseguimos a los chilenos hasta más allá del cerro de Minta. Ya les he dicho que fue imposible barrerlos, como hubiéramos querido, porque la fatalidad que siempre nos acompañó en la guerra, quiso que no tuviéramos caballería. Y así, la victoria fue infructuosa, pues después de ella faltos de víveres y de refuerzos, hubimos de continuar nuestra retirada a Arica.
¿Cómo fue la batalla de San Francisco? 
Doloroso es el recuerdo: la falta de previsión, el espionaje chileno, la defección de Daza y su famoso cable: “Desierto abruma, ejército niégase seguir adelante”, el asalto frustrado, la muerte del Comandante Espinar al pie de los cañones chilenos, la catastrófica retirada nocturna…
¿Cuál fue la causa decisiva de la perdida de la guerra? 
La falta de organización militar y autonomí­a bélica, particularmente en municiones. Eso en cuanto al aspecto técnico, pero más allá, la discriminación racial fue determinante. No hubo armonía cultural ni polí­tica. La falta de organización militar, de cohesión, de armonía política.
Había patriotismo, había entusiasmo generoso, había valor y virtudes militares en nuestros soldados y en nuestros oficiales, pero también hubo mucha traición en los sectores pudientes.
¿Y en nuestros generales? 
También. Hubo demasiados generales, cuyos conocimientos y aptitudes no pudieron destacarse en la contienda, por falta de disposición de un comando totalmente politizado.
¿Pero, usted cree, que, sin esos defectos y deficiencias, hubiésemos podido ganar la guerra?
Con toda la superioridad numérica y armamentí­stica del ejército chileno, creo, firmemente que sí­. La desunión, el desatino, la ambición polí­tica y la carencia de identidad en los sectores acomodados nos perdieron.
¿Cuándo comenzó su carrera?
En 1854, acababa de estallar la revolución contra Echenique, provocada por los escándalos de la corrupción del guano. De todos los rincones del paí­s, se sumaban las adhesiones. En Ayacucho, mi tierra natal, don Ángel Cavero, uno de los vecinos del lugar, encabezó el movimiento rodeado de simpatí­a popular. Muchos jóvenes nos presentamos voluntarios a filas. Yo contaba 19 años, estudiaba en la universidad de Huamanga y era de los más entusiastas. Nos apoderamos de la gendarmerí­a. Luego llegó el ejército rebelde, en donde terminé de enrolarme. Entonces el general Castilla, a quien sin duda caí­ en gracia, me llamó a su despacho y me dijo: “¿Quiéres seguir la carrera?”, “Sí­, señor, es mi mayor deseo”, le contesté con aplomo. Entonces, me respondió, palmeándome la espalda, “serás un buen guerrero”.
¿Y el mariscal Castilla, cómo le trató a Ud.? 
Castilla, que me conoció desde la batalla de La Palma, me dispensó simpatí­a y apoyo. Tanto, que varias veces soportó mis engreimientos. Y eso que una vez me le sublevé.
¿Le hizo la “revolución”?
He querido decir que tuve un rapto de altivez. Fue cuando el Mariscal quiso formar el batallón “Marina”. Llamó a palacio a los oficiales escogidos de los distintos regimientos. Yo fui destacado del Ayacucho. Ya me habí­a conocido en La Palma y después en la campaña de Arequipa contra Vivanco. Pues bien, Castilla revistó uno a uno a todos los oficiales congregados y al llegar a mí, se detuvo observándome y me dijo: “¿Cómo se Ilama Ud. capitán?”. Me impresionó desfavorablemente el olvido que el mariscal habí­a hecho de mi nombre y le contesté: “Soy, excelentí­simo señor, el hijo de don Domingo Cáceres, cuya hacienda fue destruida por el general Vivanco, por haber sido leal a Ud. Estuve en la batalla de Arequipa, donde fui herido casi perdiendo un ojo; me llamo Andrés Avelino Cáceres”. “Hola, hola”, replicó el mariscal: “Con que Ud. es el capitán Cáceres, hijo de mi amigo don Domingo. Bueno, bueno, Ud. se quedará en su cuerpo”. Y me quedé en mi batallón Ayacucho, en el cual me habí­a iniciado y en el cual continué hasta que fui a Francia, como agregado militar.
Su cicatriz en la cara, Mariscal… 
Esta “condecoración” la recibí­ en la torna de Arequipa, en 1856. El Mariscal Castilla que habí­a acampado en las afueras, llevó a cabo, por varias noches, simulacros de ataque, que tení­an al enemigo en sobresalto. La noche que decidió darlo por cierto, me ordenó que avanzara con mi compañía y me apoderara de la 1ra. trinchera enemiga. Sin vacilar, ejecuté esa orden y sorprendiendo a los ocupantes, logré capturar la trinchera, regresando a dar parte al mariscal de mi cometido.
Entonces, Castilla me mandó: “siga Ud. avanzando sobre la ciudad, tomando las alturas hasta los conventos de San Pedro y Santa Rosa”.
Y, aunque pensaba que era una crueldad enviarme así­ al sacrificio, no dudé, y deslizándome por los techos fui avanzando hasta el primero de los conventos. No sé cómo logré saltar los innumerables obstáculos hasta de repente hallarme dentro de la bóveda, próxima a la torre. Por el camino había perdido a muchos soldados, muertos por descargas vivanquistas. Desde la torre de Santa Rosa, el fuego que se hací­a sobre nosotros era incesante.
Pero, los 2 cuerpos que formaban la 1ra. división del Mariscal Castilla habían desembocado por calles paralelas al convento y así­ cayeron sobre el atrio y el interior, obligando a los enemigos a abandonarla. Entretanto yo subí­a, con los mí­os, hasta la torre y ahí­ tuve que soportar el fuego desde la torre fronteriza de Santa Marta. Mientras, Castilla había penetrado al convento por otro lado. El coronel Beingolea, subió a la torre, creyéndola vací­a y se dio de bruces conmigo y mis soldados. Calcule Ud. la sorpresa de ambos, a punto de acribillarnos mutuamente. “Acabamos de tomar el convento”, me dijo; “Mi coronel: ya la habí­a tomado yo”, contesté. El coronel me abrazó y me anunció que harí­a conocer a Castilla esa hazaña. “Está ahí­ abajo, con todo el Ejército”, y se fue.
Yo continué haciendo frente al fuego de los de Santa Marta, y mostrando a mis soldados el blanco hacia el que debí­an disparar, un balazo me derribó cegándome. Me recogieron mis soldados y me bajaron al refectorio del convento, en donde el sargento Coayla y el cabo Huamaní­, me atendieron. Estuve privado del conocimiento. Cuando lo recobré hallé a mi lado al capitán Norris, uno de mis mejores compañeros, que me preguntaba qué deseaba. “Agua, muero de sed”, contesté. Al poco rato regresó con un plato de mermelada y una garrafa de agua. El dulce no me era necesario, ni podrí­a ingerirlo. Tení­a la mandí­bula apretada. Apenas una pequeña ranura dejaba pasar el agua. Bebí­, desesperado, parte del contenido de la garrafa y el resto hice que me lo vaciaran en la cara, para que me lavara la herida, casi desfallecido.
El médico dijo que la herida era mortal. El capellán estuvo a punto de darme la extremaunción… Entonces mis soldados me trasladaron a casa de una señora de apellido Berrnúdez, porque el tifus infectaba a los heridos en el convento y me hubiera terminado de matar. En mi nuevo alojamiento me trató el doctor Padilla, extrayéndome la bala a exigencia de mi tropa. Ellos me salvaron la vida.
¿Y cómo fue su convalecencia? 
Recuerdo que las madres del convento que me habí­an tomado afecto, me enviaban allí­ la dieta. ¡Qué tortas! ¡qué dulces! Y aquí­ viene lo curioso: una vez convaleciente, iba a almorzar al convento y la madre superiora, muy seria, me habló un dí­a así­: «Teniente, usted ha renacido en este convento, verdad?”, “sin duda, reverenda; de aquí­ me recogieron casi cadáver y aquí­ me comenzaron a curar, a Ud. debo cuidados que no sabrí­a cómo agradecer”. “¿Y por qué no deja Ud. la carrera y se hace fraile?” Casi me caigo de espaldas de la impresión. Tuve que contener la risa: “¡Yo fraile, madre! No soy digno de vestir los hábitos…”.
Hube de apelar a todos mis recursos oratorios para hacer desistir a la madre. La pobre sufrió un desencanto. ¡Ya me veía con cabeza rapada, capuchón y sotana!
Mariscal, ¿cuál ha sido la época más feliz de su vida? 
Los mejores dí­as de mi vida, durante mi juventud, por supuesto fueron los pasados en Arica, cuando estuvimos de guarnición, antes de la toma de Arequipa. Tuve gran partido entre las muchachas ¡me divertí­ mucho!
¿Mariscal, y el recuerdo más satisfactorio de su vida militar?
La campaña de La Breña, es, la página más honrosa de mi vida militar. No vacilo en proclamarlo yo mismo. Me enorgullezco de ella. Tengo muy presentes y me acompañarán hasta la tumba, todos los entusiasmos, todas las satisfacciones, todas las decepciones, y amarguras también, que experimenté durante esos tres años de constante batallar. Todos los que se agruparon a mí, para continuar la campaña y arrojar al odiado enemigo del país, aún después de los desastres de San Juan y Miraflores y la toma de Lima, rehuyeron ayudarme… Ambiciones, rencillas, pequeñas pasiones, todo se coaligó contra mí, que defendía la patria, cuando todos la dejaban abandonada al infortunio, el recuerdo de mis soldados y guerrilleros, el pueblo en armas, marchando entre punas y quebradas, airosos y bravíos, ellos fueron los grandes héroes anónimos que algún dí­a la historia reivindicará.
¿Cierto que el Kaiser, reconoció en Ud. al vencedor de Tarapacá? 
Claro. Fui a la audiencia que pedí­a en mi carácter de ministro del Perú y el Káiser avanzó hasta alargarme la mano: “Tengo el gusto de estrechar la mano al vencedor de Tarapacá, esa gran batalla ganada después del desastre de San Francisco”. El Rey de España cuando me conoció, me dijo: “Se conoce que Ud. ha combatido siempre de frente, general”. Aludí­a a la cicatriz que llevó en el rostro. Y el de Italia: “Celebro mucho conocer al general que tantas glorias ha dado a su paí­s”.
Foto de la nota: Archivo Courret.
Entrevista al Mariscal Andrés Avelino Cáceres, en el diario La Crónica, 27 de noviembre de 1,921, con ocasión del 42 aniversario de la victoria de Tarapacá, durante la Guerra del Pacífico.
 Batalla de San Francisco: Doloroso es el recuerdo: la falta de previsión, el espionaje chileno, la defección de Daza y su famoso cable: “Desierto abruma, ejército niégase seguir adelante”, el asalto frustrado, la muerte del Comandante Espinar al pie de los cañones chilenos, la catastrófica retirada nocturna…

martes, 3 de mayo de 2011

Operación Geronimo por los Comandos USAF Sealt’s

Es encomiable, patriótico y destacable como los principales medios de prensa norteamericanos, destacan la limpieza y efectividad de sus Fuerzas Armadas quienes a través de los Comandos SEALts Fuerzas especiales de la marina de Guerra USA, realizaron el impecable Operativo Militar en el asalto al escondite de Bin Ladem, en una zona casi aislada en Pakistán, empleando 4 Helicópteros de la armada.

CNN en español destaca la Brillante operación militar, y no destaca las actividades de la CIA como si lo hace el diario El Comercio peruano, ya que las Operaciones de Inteligencia muy necesarias y detrás del éxito, son eso Operaciones encubiertas, pero la Operación Militar que plasma esa Victoria en si es la Gloria de los Comando USA; aunque muy lejos en punto de comparación con los Comandos de Chavin de Huantar, y no lo digo por su heroísmo, y preparación en cuyo rango los peruanos tienen mas de 100 %de efectividad sino por los medios , Logística, Armamento, apoyo al segundo del seguimiento por satélites, helicópteros etc, equipamiento táctico y militar de apoyo que carecieron los Héroes de Chavin De Huantar y en 2do lugar por la naturaleza de la misión, ( aquí no había rehenes que rescatar sino que solamente matar u un solo enemigo Bin Ladem) la Operación de los comandos Usa Sealts, fue relativamente mucho mas fácil que la de los Comandos Peruanos.
Pero Oh¡ sorpresa que diferente tratamiento, hay en USA con los heroes, aquí aquellos sicarios del Terrorismo y jueces vendidos a la ignominia marxista que hoy quieren persiguen a los militares peruanos que salvaron la vida de los 300 rehenes, algo realmente insólito que solo sucede en el Perú.

No escuchamos la orden de Obama , en vivo dando la orden de matar a Bin ladem, pero es muy seguro que lo querían muerto antes que vivo , cosa que aquí seria el acabose contra los derechos humanos de los terroristas , aquí en el Perú solamente, con una Comision Abyecta y cegada por el dinero pagado para emitir un informe ignomioso e insultante a la identidad nacional y financiada por las ONG pro terrorismo, pues ahora estas ONG internacionalmente lucrativas no dicen ni Pío contra la muerte ordenada desde Casa Blanca contra Bin Ladem , por que no hablan estas OONNGG que defienden terroristas. Acaso "Bin Ladem" no tiene Derechos Humanos ….jajajaja eso si es irónico y muy vergonzoso a la vez.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Lo que Faltaba "Ejercito de Homosexuales"

Desde la Epoca de Fujimori y el nefasto General Hermoza, apodado por los subalternos que no callaron las imoralidades como el "Mariscal de la Coca", el ataque sostenido a las bases de la Moralidad en las FFAA y particularmente en el Ejercito ha sido creciente. Atras quedaron las grandes ideales y aspiraciones de una generacion de Oficiales que quiso ver que su Ejercito Glorios del Peru se convirtiera en un Ejercito Moderno como el español o acaso el modelo Americano. De este ultimo lo que acaban de copiar el de la libertad de los Homosexuales para servir en sus filas, lo que dudo lo hagan conociendo la indiosincracia del peruano. La clase politica con el blando de oBAMA NO SE DA CUENTA DEL GRAVE DAÑO Y DESMORALIZACION QUE PUEDE ESTAR CAUSANDO EN SUS TROPAS. Aqui no es ya nada raro la continua degradacion que ha sufrido la imagen de las FFAA, primera por la modificacion de la Ley de situacion Militar dada por Fujimori, que permitia insmicuirse politicamente en la eleccion del Comandante General de cada instituto.Luego Paniagua , plagado de politicos marxistoides , se encargaron de implementar una politica de demolicion de los Presupuestos del mantenimiento y funcionamiento de las FFAA, con el unico fin propuesto por Whashinton , de desaparecer las FFAA y darle el liderazgo y gerdameria a las FFAA Chilenas.